Desde la
prehistoria hasta nuestros días, los animales domésticos han desempeñado un
papel muy importante (relevante) en la relación con los niños. Gracias
a esa estrecha convivencia, son modelos a seguir para las distintas etapas de
desarrollo de los pequeños, y les enseñan valores tanto fundamentales, como
conocimientos básicos sobre la vida y la muerte, el crecimiento, el sexo y la
reproducción, la salud, el dolor y la enfermedad, la higiene y los cuidados
básicos sobre alimentación, y un largo etc. que iremos desarrollando a lo largo
del artículo.
Variados estudios sobre comportamiento demuestran que la
interacción con animales produce beneficios emocionales y físicos, tanto en
niños como en adultos.
Los niños con
mascotas tienen más alta autoestima y son más populares entre sus compañeros.
Adquieren habilidades para cuidar a otros, comprender su naturaleza y ciclos
vitales, y al mismo tiempo demuestran empatía y una actitud más responsable
frente a su salud y bienestar. El poseer una mascota ayuda a desarrollar
también la comunicación no verbal.
Esta
interacción se hace parte de un proceso de aprendizaje basado en experiencias
positivas, donde los episodios significativos en la vida de un niño o niña en
relación con sus mascotas, estarán relacionados afectivamente con su conducta
futura y su interacción con otros seres vivos, especialmente personas.
Su compañía
tiene además un efecto beneficioso sobre las familias, pues pasan más tiempo
interactuando entre ellos y desarrollando nuevos espacios de comunicación, ya
que los padres necesitan enseñar a sus hijos cómo deben comportarse con sus
mascotas para que puedan tener una relación segura y placentera. A ello se
suman actividades divertidas, conversaciones amistosas y ejercicio cotidiano,
además de la relajación y el alivio de las presiones que provee su compañía.
En este
sentido sus beneficios pueden ser desde un catalizador de emociones hasta una
forma natural y profunda de potenciar la interacción familiar o incluso mitigar
la soledad. Aspecto muy importante si consideramos que la sociedad moderna cada
vez más se enfrente a la soledad como parte de su experiencia de vida.
Por otra parte
a los beneficios emocionales que implica para los niños el vivir con mascotas
se suman estudios que indican que los pequeños que viven desde su nacimiento
con animales domésticos tienen menor riesgo de padecer alergia común y que
asisten más a clases.
En una
investigación publicada el 2002 en el Journal of the American Medical
Association se realizó un seguimiento a 474 bebés sanos del área de Detroit
(EE.UU), desde su nacimiento hasta los seis o siete años. De ellos 184
estuvieron expuestos en la infancia a animales y 220 no tuvieron contacto con
mascotas. Los niños que vivían con perros o gatos tenían 50% menos probabilidad
de desarrollar alergias, en comparación con los que no tenían ninguna de las
dos mascotas en el hogar. La razón es que los niños que tienen animales
domésticos como perros y gatos desarrollan un sistema inmunológico más fuerte.
Esto también
contribuye a que pierdan menos días de clase por enfermedad. Así lo concluyó un
estudio realizado por investigadores de la universidad británica de Warwick,
luego de realizar pruebas de anticuerpos a casi 140 niños. Los investigadores
establecieron, además, que los mayores beneficios se presentaban en los niños
de entre cinco y ocho años, quienes asistían a clases 18 días más que los niños
que no compartían con mascotas.
Otro estudio,
la investigación de Public Health Reports, asegura que el 99% de las personas
que sufren ataques cardíacos y tienen perros, un año después siguen con vida,
frente a sólo el 70% de quienes viven solos. De hecho, los adultos mayores que
viven con mascotas registran un 21% menos de visitas al médico.
¿Cuáles son los
beneficios de tener mascota para los niños?
1.
Beneficios para la salud:
a.
Disminuye el stress, lo que ayuda a que sean niños menos agresivos.
b.
Mejora la autoestima y el bienestar psicológico, pues se sienten muy queridos
por su mascota y, al cumplir con la obligación de alimentarlos, limpiarlos y
cuidar de ellos, estamos creando en su interior una sensación de utilidad y
motivación muy positivas.
c.
Disminuye el número de afecciones psicosomáticas: ansiedad, dolor de cabeza o
abdominal, alteraciones del apetito, o problemas cutáneos.
d.
Exige un incremento en la actividad física, hecho de relevada importancia, dado
el sedentarismo que hoy en día padecen nuestros hijos.
e.
Regula el ritmo cardiaco y la tensión arterial, el mero acto de acariciar
nuestra mascota.
f. Es
un escape para los impulsos de acicalamiento de los residuales de primates que
aún conservamos
2.
Beneficios socioeducativos:
a. El
niño que pasea un perro se beneficia de las relaciones sociales en la calle al
atraer la atención de otros viandantes e iniciar conversaciones, estableciendo
incluso nuevas relaciones.
b.
Acelera el desarrollo psicomotor a través del juego, el ejercicio, la
persecución, las risas, etc.
c.
Ejerce un papel de protección que comparte con los progenitores: no sólo papá y
mamá son los que me quieren y me cuidan. Les aporta seguridad cuando los padres
están ausentes.
d.
Invita a los niños a imitar a los adultos en su rol de cuidadores, por lo que
ellos pasan a ser los papás de la mascota y esto hace que desarrollen el valor
de la responsabilidad.
e.
Proporciona un vínculo con la realidad para mejorar la estabilidad emocional
f. Se
crea una relación de confianza mutua que promueve el conocimiento de sí mismo
g.
Proporciona aceptación y amor sin prejuicios
h.
Ofrece una enseñanza natural sobre conceptos como el nacimiento, parto,
enfermedad, dolor, muerte, sexualidad, etc. con lo que se convierte en su
profesor particular en la escuela de la vida.
Además de los beneficios descritos en los niños sanos, hay
una larga lista de aptitudes positivas que se usan hoy en día en fisioterapia
infantil, en la terapia asistida con animales para niños con minusvalías
físicas o con trastornos mentales, como el autismo, el síndrome de Asperger, la
hiperactividad y las discapacidades psíquicas, etc.
Una mascota es capaz de educar socialmente a un niño, debido
a sus capacidades de relación, ya que el grado de desarrollo de los circuitos
cerebrales de los animales de los que hablamos, les permite aprender y
estructurar conductas.
Los animales de compañía son capaces de descifrar las señales
emitidas por los humanos, interpretando nuestros estados mentales y deducir
nuestras intenciones.
· El perro en particular:
Da ejemplo de expresividad, aceptación, fidelidad y lealtad,
satisfacción ante pequeños regalos, enseña a los niños a saber estar solos si
es necesario, a adaptarse a las normas de la familia y de la convivencia.
· El gato en particular:
Enseña autonomía e independencia, el “no” (ya que no siempre
responde a las peticiones de juego o interactividad con el niño), y entrena a
los niños a ser observadores y precavidos.
Las ventajas para los niños que conviven
con animales domésticos radican, fundamentalmente, en que aprenden poco a poco
a asumir pequeñas responsabilidades,
además son un estímulo a la hora de salir a pasear y un motivo de distracción y
juego, alternativo a los videojuegos. Pero lo importante, aún así, es no perder
de vista que el la mascota no es un juguete.
Si habéis decidido que la mascota es para
tu hijo has de tener en cuenta su edad. Hasta los 4 años no será capaz de
responsabilizarse de ella y seguramente, al poco de tenerla, se canse de ella
ya que concebirá a su mascota como un juguete. A partir de los 4 años lo ideal es tener un animal que requiera pocas
atenciones, como un pez o una tortuga pequeña. Aún así tendrás
que estar encima de tu hijo para recordarle cuándo ha de comer, beber su
mascota pero ya puedes pedirle que se encargue de ello. sería muy positivo que
fuera el propio niño quien se hiciera cargo de ello.
A partir de los 6 años ya podría
encargarse de cuidar, con ayuda, a un perro de raza pequeña. Si el animal es de
jaula, como un hámster o una tortuga, ya podéis los dos juntos limpiar la
jaula. Es importante que tus hijos se mentalicen de que hay que sacar a pasear
al perro y, sobre todo, de que no es un juguete.
A partir de los 8 años de edad los niños
pueden responsabilizarse de muchos de los cuidados que un animal necesita,
siempre, claro está, bajo la supervisión de un adulto. Lo fundamental es que la
responsabilidad se divida entre todos los miembros de la familia. Podéis
enumerar las tareas que vuestra mascota necesita y dividirlas entre todos.
Antes de comprar o adoptar un animal hay que valorar si realmente
podemos atenderlo con las condiciones necesarias: si cabe o no en nuestra casa,
si necesita salir a la calle y no disponemos de tiempo, si sabemos si necesita
cuidados o atenciones especiales, etc. A veces los niños tienen muchas ganas de
tener un animal pero no entra dentro de las posibilidades de una familia. En
ese caso hay que hacerle entender al niño que la mascota no es un juguete si no
un animal que necesita ciertas condiciones. Si vuestro modo de vida o cualquier
motivo os impide tener un animal, no dejes por ello de fomentar el interés de
tus hijos en ellos. Puedes llevarlos de excursión a algún zoo o a alguna granja
escuela donde puedan hacer actividades con ellos. Explícales a tus hijos que no
es bueno para los animales tenerlos en malas condiciones y que, por eso,
vosotros no tenéis ninguna mascota.
- Cuando la llegada del bebé es
posterior a la de la mascota es importante tener en cuenta que el animal
puede desarrollar celos.
- En este caso se deben cambiar sus
hábitos antes de la llegada del bebé o niño, para que el animal no
relacione al pequeño con la perdida de privilegios
- Si primero llega el niño antes que
la mascota hay que explicarle de forma que lo entienda que una mascota no
es un juguete y que tiene sus necesidades como ser vivo, necesita
descansar y tener su propio espacio
¿Y
qué pensar de las enfermedades que transmiten los animales?
- Las más comunes en animales de
compañía son las infestaciones por parásitos y las enfermedades de la piel
causadas por hongos
- Si se siguen correctamente los
calendarios de vacunación y los programas de desparasitación interna y
externa de los animales recomendados por el veterinario se reduce
enormemente el riesgo de transmisión de enfermedades
- Es importante transmitirle al niño
unos hábitos de higiene y éste debe adquirirlos para minimizar estos
riesgos (lavarse las manos después de jugar con el perro, no dejar que el
perro se suba encima de la cabecera de la cama, etc.)
Recuerda!
Antes de tomar
la decisión de tener una mascota, hay que tener en cuenta que cualquier animal
doméstico requiere tiempo y cuidados especiales. En cuanto a la especie o la
raza, es mejor averiguar las características y temperamento del animal para
determinar si se ajusta a la dinámica familiar. Hay perros que son hiperactivos
o atléticos y no serían los mejores compañeros para un amo sedentario. Otros
pueden ser tranquilos, sociables y amistosos, y serían una buena compañía para
un hijo único. Los gatos son más independientes y autónomos, pero también son
una gran fuente de ternura y afecto.
La primera de
las reglas básicas cuando se adquiere un animal es llevarlo al veterinario para
que apliquen las vacunas, lo desparasiten y le hagan un examen completo. En
casa hay que mantener una buena higiene y educarle desde pequeño para que la
convivencia con la mascota sea un valor agregado y no un problema más que
resolver.
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